Nuevo proyecto de Real Decreto sobre registro de jornada: novedades en el control horario
El borrador plantea convertir el registro horario en un instrumento mucho más robusto, transparente y controlable. El sistema presencial o manual —hojas de papel, Excel o sistemas “artesanales”— quedará obsoleto, pues la norma impondría un registro digital obligatorio que garantice trazabilidad, autenticidad y disponibilidad permanente. El registro tendría que capturar no solo el inicio y fin de la jornada, sino también las interrupciones, pausas y especificar claramente si las horas son ordinarias, extraordinarias o de disponibilidad. En ese sentido, cada trabajador deberá hacer el fichaje de forma “personal y directa”, y el sistema deberá contar con mecanismos de verificación de identidad.
Otro eje central es la accesibilidad: no solo el trabajador sino también la Inspección de Trabajo deberán poder consultar los registros de forma telemática, inmediata y remota. Esto supone que los sistemas tendrán que ser interoperables con los órganos de control laboral.
En cuanto a sanciones, el Ministerio había contemplado elevar las cuantías hasta los 10.000 € por trabajador afectado, pero esa pretensión aún enfrenta obstáculos legales y requeriría reforma parlamentaria adicional. Por ahora, es más factible que se mantenga el sistema actual de sanciones por empresa, aunque podrían endurecerse los criterios.
El proyecto de decreto cobra mayor urgencia al desvincularse de la controvertida reducción de jornada a 37,5 horas semanales —una medida que ha tropezado con resistencias parlamentarias— para avanzar por vía reglamentaria el control horario. El Gobierno entiende que debe responder también a mandatos europeos y judiciales que exigen un registro fiable de la jornada.
El Consejo de Ministros aprobó recientemente tramitar con urgencia esta normativa, lo que reduce plazos y permite que el decreto pueda entrar en vigor en unos cinco meses si todo va según lo previsto. Sin embargo, el texto aún debe pasar por órganos interministeriales y consultivos, lo que deja margen para cambios de último minuto.
Para las empresas esto implica que adelantarse ya es un imperativo. Se recomienda evaluar los sistemas de registro actuales, invertir en herramientas digitales con certificación de integridad, diseñar protocolos de acceso, y formar al personal para que no haya “light-versiones” del fichaje. El plazo real de adaptación puede ser breve, y no estar preparado podría conllevar sanciones y reproches administrativos.