La industria del 'software' busca controlar el uso de programas 'piratas' en empresas
REPORTAJE | Tres de cada cuatro casos afloran por denuncias de ex empleados
La lucha contra la 'piratería' informática va más allá del control sobre la venta de programas copiados sin autorización. El uso de programas propietarios sin el pago de la correspondiente licencia se extiende a empresas que usan dichos programas para producir sus bienes o servicios. ¿Qué consecuencias tiene esta práctica? ¿Merece la pena el riesgo que se asume?
El portavoz de la Business Software Alliance (BSA) y director de marca de SAGE, Juan Luis Ramos, comenta al Navegante que "la venta de 'software pirata' es sólo la punta del iceberg". "Hay muchas compañías de ingeniería, de consultoría, industriales... firmas que hacen un uso intensivo de tecnología y que utilizan 'software' sin pagar las correspondientes licencias", se lamenta.
Entre los meses de enero y junio de este año, la BSA llevó a cabo un total de 189 acciones judiciales al respecto. La industria estima que el valor comercial del 'software' sin licencia instalado en los ordenadores ascendió, el pasado año y según sus propios cálculos, a 874 millones de euros (PDF).
Esta cifra sale de los cálculos de IDC, que proyecta sobre los equipos vendidos qué programas son los necesarios y compara ese dato con el uso real de dichos equipos, así como con los resultados de miles de encuestas en todo el mundo. En cualquier caso, dicho dato es complicado de contrastar ya que cada programa tiene una licencia concreta, de modo que en algunos casos un mismo programa puede utilizarse en vayas máquinas con una sola licencia, por ejemplo.
Carlos Pérez, de Écija Abogados (firma que lleva los asunto legales de la BSA en España), confirma que el mayor propblema de la industria es el uso copias no autorizadas de programas. La propia BSA se encarga de denunciar este hecho tras recibir 'soplos' que en un 75% de los casos provienen de ex empleados descontentos. Encabezan los registros tras conseguir una orden judicial.
Enlace al reportaje completo: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/12/03/navegante/1354524520.html