Autores vs. Inteligencia Artificial: el acuerdo histórico de Anthropic que puede redefinir la propiedad intelectual

Artículos20 de octubre de 2025
El histórico acuerdo de 1.500 millones de dólares entre Anthropic y un grupo de autores marca un antes y un después en la relación entre la inteligencia artificial y la propiedad intelectual, estableciendo un nuevo estándar sobre el uso legítimo de obras protegidas en el entrenamiento de modelos de IA.

El reciente acuerdo extrajudicial alcanzado por Anthropic, desarrolladora del chatbot Claude, con un grupo de autores y editoriales en Estados Unidos, marca un hito en la relación entre los creadores de contenido y las empresas de inteligencia artificial.


La compañía Anthropic, una de las líderes en inteligencia artificial y creadora del chatbot Claude, acordó pagar 1.500 millones de dólares, poniendo fin a un proceso judicial en el que se le acusaba de haber entrenado sus modelos con contenido de obras literarias sin haber solicitado autorización a los titulares de los derechos de propiedad intelectual, como es preceptivo de acuerdo a la normativa vigente. 


Aunque el acuerdo no sienta un precedente judicial por haberse resuelto fuera de los tribunales, sí podría establecer un estándar de referencia sobre el modo en que la industria tecnológica debe abordar el uso de obras protegidas por derechos de autor en la era de la IA. Se estima que son aproximadamente 40 demandas de esta naturaleza las que están en marcha en la actualidad.


En otro caso que se puede asemejar, en la década de 2000 los tribunales de USA dictaminaron que los servicios para compartir archivos como Napster y Grokster infringían los derechos de los titulares al permitir que se compartieran gratuitamente en Internet canciones, películas y otros materiales protegidos por derechos de autor.

La demanda contra Anthropic presenta dos escenarios cruciales: 

  • El uso legítimo de obras protegidas para el entrenamiento de herramientas de IA: El tribunal consideró conforme a la normativa este tipo de uso, al ser transformativo y amparado por la doctrina del fair use.
  • El uso de contenido protegido obtenido de fuentes ilegítimas: El Tribunal lo calificó como infracción directa de derechos de autor.

Este matiz es esencial ya que considera que la frontera entre innovación y vulneración no está en la tecnología en sí misma, sino en la procedencia y en los permisos para utilizar el contenido protegido. Las grandes compañías necesitan una cantidad enorme de datos para entrenar y perfeccionar sus sistemas de IA, y muchos de estos datos están protegidos por derechos de autor, y es aquí donde se genera el conflicto con autores, editoriales, músicos y otros artistas que quieren proteger sus creaciones.


Ante este planteamiento, Anthropic optó por acordar el pago a los titulares de los derechos ya que, de lo contrario, las multas establecidas para aquellos que infringen el copyright sabiendo que lo están infringiendo son mucho más altas. Este pago cubre solo las obras pirateadas, no el uso legítimo.


Aunque el enfoque regulatorio de la inteligencia artificial difiere entre Estados Unidos y Europa, la dirección del debate es la misma. Mientras la Administración estadounidense ha priorizado fomentar la innovación y el liderazgo tecnológico global mediante una regulación más flexible, la Unión Europea ya aprobó la primera Ley de Inteligencia Artificial, orientada a reducir los riesgos y establecer límites claros al desarrollo de esta tecnología.


En este contexto, el mensaje que deja el caso Anthropic es claro: en la era de la IA, respetar los derechos de autor no es solo una obligación ética, sino una necesidad comercial estratégica. Las empresas que desarrollen sistemas de inteligencia artificial deberían incorporar desde el inicio políticas estrictas de adquisición legal de contenidos, con presupuestos específicos destinados a licencias y derechos de uso, evitando así futuros litigios y fortaleciendo su reputación corporativa.


Javier Sabido Manager del Área Propiedad Intelectual y TMT de ECIJA Chile 

Una imagen en blanco y negro de una estructura moderna con una esquina de cristal que se eleva hacia el cielo.

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