Sala de Prensa

2 abril, 2014

Qué piden los bufetes a los asesores jurídicos internos

Desde los despachos demandan a los directores legales de las empresas más transparencia, plazos de entrega realistas, más integración en sus equipos y contratar más por meritocracia que por precio.

Con frecuencia, los asesores jurídicos muestran su opinión sobre qué aspectos valoran y cuáles echan en falta en los abogados externos. Sin embargo, éstos no suelen pronunciarse sobre qué deberían mejorar los in-house en sus relaciones profesionales. EXPANSIÓN ha preguntado a una docena de abogados de importantes bufetes qué les pedirían o recomendarían a sus clientes.

El perfil del abogado interno de empresa ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Como afirma Isabel Dutilh, socia de Dutilh Abogados, «éste ha pasado de ser una figura gris y poco valorada, tanto dentro como fuera de la compañía, a formar parte del organigrama de las corporaciones interviniendo con un papel relevante en el proceso de toma de decisiones». En los últimos tiempos, se han visto abocados a imponer unas condiciones muy exigentes desde el punto de vista económico a los bufetes con los que contratan. «Creo que son conscientes de que esas condiciones no son sostenibles en el tiempo si quieren un colaborador de calidad con el grado de compromiso que necesitan», asegura Dutilh.

El aspecto económico es uno de los aspectos referidos por los abogados externos a la hora de poder mejorar la relación con los asesores jurídicos internos. «Los honorarios no deben ser el único elemento que decante la balanza en favor de una u otra oferta, especialmente en servicios especializados y de calidad. El in-house debe de ser fundamental a la hora de trasladar a los miembros de una mesa de contratación la importancia y necesidad de valorar los elementos distintos al precio», explica la socia de Jausas Nieves Briz.

En este sentido, Fermín Guardiola, socio de Baker & McKenzie, asegura que «no es coherente que se intente ser un auténtico socio de la compañía, conociendo el negocio, y que luego consideren al bufete como un mero proveedor a la hora de valorar los costes. Deben permitir que el despacho aporte valor al negocio, mediantes fórmulas de honorarios en función, por ejemplo, de ahorros». Los letrados coinciden en que siempre se debe contratar «atendiendo a la meritocracia. El precio es sólo un componente del servicio».

Alejandro Touriño, socio de Écija, cree que un elemento a tener en cuenta es el propio concepto de abogado externo. «Ha de ser entendido como una inversión y no como un coste. Debe de ser visto como una apuesta de cara a un ahorro de costes futuro y de sanciones y para mejorar la reputación corporativa».

Desde el inicio

Touriño afirma que si tuviese que formular un deseo respecto al modo de actuar, en ocasiones, de los clientes es en lo referente al momento de involucrar a los abogados. «Siempre digo aquello de ponga usted un abogado en su vida y hágalo desde el inicio. El motivo es que resulta fundamental involucrar a los letrados en el comienzo de los proyectos, ya que en muchas ocasiones un mal diseño jurídico inicial puede devenir en sanciones o en la inviabilidad del negocio». Lo mismo opina el socio de Deloitte Luis Fernando Guerra: «Estar a bordo desde el inicio puede ser un elemento diferencial y esencial para un asesoramiento óptimo».

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