Sala de Prensa

21 mayo, 2015

Los drones de Amazon quieren saber dónde están sus clientes,  reportaje con la opinión de Alonso Hurtado, socio de Information Technology de ECIJA

La última patente de la multinacional estadounidense muestra que los drones se engancharán al GPS del ‘smartphone’ de los usuarios para entregar los pedidos, un aspecto que podría violar normas de privacidad

Amazon ha apostado seriamente por los drones para entregar sus pedidos. Sin embargo, la multinacional está encontrando problemas legales en cada paso que da. El último viene propiciado por una patente que muestra cómo sus aeronaves rastrearán la localización de los usuarios que hayan realizado compras para hacer la entrega. Este aspecto, sin ninguna duda, plantea un dilema legal frente al derecho a la privacidad.

Aunque el problema no parece infranqueable si la empresa informa correctamente a los usuarios, los expertos se muestran muy cautos ante este sistema y sus posibles implicaciones jurídicas. «Además de lograr el consentimiento informado de los clientes, sería necesario regular o emitir dictámenes específicos para limitar el uso de información recogida por los drones, establecer auditorías y controles de su uso y del tratamiento de los datos recogidos y técnicas de borrado», apunta Cristina Sirera, letrada del área de privacidad y protección de datos de Elzaburu.

En España, aunque actualmente sería imposible implantar el sistema de envío de Amazon, ya que el Real Decreto-Ley 8/2014 es especialmente restrictivo en las posibilidades comerciales otorgadas a los drones, la letrada explica que sería complicado porque habría que cumplir el artículo 5 de la LOPD -sobre el borrado y cancelación de datos- que es especialmente proteccionista.

Legislación específica

Por otro lado, tanto la plataforma de venta online como el resto de compañías se enfrentan actualmente a otro problema legal mayor: la falta de regulación específica para el uso comercial de drones. En Estados Unidos, dos senadores presentaron el pasado 12 de mayo una propuesta de marco regulatorio para tratar de potenciar el progreso de este tipo de industria.

En España, este cambio legislativo también sería necesario. De hecho, como apunta Alonso Hurtado, abogado del departamento de tecnologías de la información de Ecija, la actual legislación nacional sobre drones es «una normativa interina y temporal que el Gobierno debería cambiar en los próximos meses. Según el letrado, este cambio sólo puede ser positivo, puesto que «la normativa actual es extraordinariamente restrictiva, establece obligaciones muy relevantes para los operadores, lo que supone un freno para el desarrollo e implantación legal de las operaciones con este tipo de dispositivos».

Ambos letrados entienden que si el Ejecutivo cree que este modelo de negocio es una alternativa viable, se debería llevar a cabo una regulación consensuada con todos los operadores del sector y siempre pensando en los derechos de los ciudadanos, lo que permitiría lograr una regulación equilibrada y segura para los intereses de todas las partes.

«Habría que determinar los riesgos para la privacidad de las personas y buscar e implantar las medidas compensatorias adecuadas. Además, sería necesario buscar alternativas a los carteles de vídeo vigilancia para informar a los ciudadanos», añade Sirera.

Adaptación sencilla

Por su lado, Hurtado explica que esta situación es muy semejante a la que viven los coches autónomos. «Son muchos los intereses en juego y los riesgos que deben ser cubiertos. La opción no debe ser la prohibición directa o indirecta -mediante la imposición de innumerables obligaciones. Hay que generar una normativa que prevea todas las situaciones y usos posibles y, si no, una que pueda adaptarse de forma sencilla mediante la interpretación correspondiente a los cambios y aplicaciones que pueden encontrarse para esta tecnología».

A modo de conclusión, los dos letrados también coinciden en que la UE debe crear una regulación que unifique criterios entre los diferentes países y permita que esta nueva industria prospere adecuadamente, algo para lo que habrá que esperar hasta 2016.

Enlace al artículo publicado en edición digital aquí